Toda persona, cualquiera sea su edad, es un ser inacabado, y por lo tanto, está sujeto a continuos e imprevisibles aprendizajes que, gracias a la formación a lo largo de la vida, irá integrando para mejorar su desarrollo personal y social.
Es posible que lo que aprendimos ayer no sea suficiente para participar en el mundo de hoy.
Nadie duda, hoy día, de la necesidad de estar en una continua formación, una necesidad en una sociedad como la nuestra en constante cambio. Estos cambios son irremediables y exigen que las personas podamos contar con los conocimientos, las herramientas y los procedimientos y todos aquellos valores culturales para permitirnos la constante participación de todos/as, al mismo tiempo que nos posibilite la capacidad de seguir aprendiendo.
Propiciar la educación permanente, es facilitar a las personas adultas su incorporación a las diferentes enseñanzas.
Estos ejes son los que van a marcar la idea y el principio de aprendizaje a lo largo de la vida, “aprende a aprender”, "aprender a hacer" y "aprender a vivir".
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